Esta historia está dedicada a mi madre, que fue la persona que inculcó en mí la pasión por la lectura, ella fue la que a los tres años me enseñó a leer y la que me enseñó a apreciar las cosas bellas de la vida. Ella que fue educada en un ambiente de clase media alta, para ayudar a su familia a sobrevivir en los duros tiempos de la posguerra, no tuvo reparos en ser portera de una casa antigua y señorial, por eso al recodar esos felices años de mi niñez, he querido hacerle este pequeño homenaje.
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